Publicado el 01-09-2020 a las 17:17 hs
Los PITES (Proyectos Interinstitucionales en Temas EStratégicos) buscan fomentar la articulación y la coordinación entre las diferentes instituciones del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI). El presente proyecto reúne 7 de esas instituciones, mas otras asociadas, con el objetivo de generar un conjunto de herramientas a escala regional que permitan elaborar una propuesta de conservación multi-criterio de los bosques nativos de Argentina, basada en la funcionalidad de los diferentes tipos forestales, su biodiversidad potencial, la provisión de diferentes servicios ecosistémicos, y la resiliencia que poseen frente al cambio climático.
| Los bosques cubren el 25% de la superficie terrestre y albergan gran parte de la biodiversidad terrestre con más del 70% de las especies (Gibson et al. 2011). Los bosques son reconocidos y valorados por los múltiples servicios ecosistémicos que brindan a la sociedad y que son esenciales para el bienestar humano, como la regulación climática, la acumulación de biomasa, la provisión de agua de calidad, la polinización y el hábitat de especies nativas (Cardinale et al. 2012; Gamfledt et al. 2013; IPBES 2019). Además, es reconocido el rol que tienen los bosques en la mitigación del cambio climático (Hisano et al. 2018). Sin embargo, las presiones de distintas actividades económicas han llevado a la pérdida, fragmentación y degradación de los bosques nativos, produciendo una marcada disminución de la biodiversidad y la provisión de los servicios ecosistémicos (Newbold et al. 2015). Los cambios en la cobertura y condición natural de los bosques nativos han generado una enorme preocupación en la sociedad, dado que existe a su vez una relación positiva entre la biodiversidad y muchos de los servicios ecosistémicos monetarios de provisión (Mori et al. 2017). A su vez, existe un ciclo de retroalimentación negativa donde la disminución en la biodiversidad reduce la resistencia (o genera un aumento en la susceptibilidad) y resiliencia de los bosques frente a extremos climáticos y para recuperarse de disturbios antrópicos o naturales (Elmqvist et al. 2003; Mori et al. 2013; Isbell et al. 2015; Freer-Smith y Webber 2017), lo que conlleva a una mayor pérdida de biodiversidad y de servicios ecosistémicos. Al mismo tiempo, el cambio climático genera modificaciones en las condiciones de los bosques nativos, amenazando aún más a la biodiversidad que no llega a adaptarse a los cambios del clima y a las modificaciones generadas por el hombre (IPCC 2018). Es esperable que los refugios climáticos permitan mantener la biodiversidad de los bosques y el funcionamiento ecosistémico en el largo plazo y que jueguen un rol primordial en la mitigación de los cambios ambientales futuros (Hulvey et al. 2013; Poorter et al. 2015). A su vez, áreas silvestres con alto valor de conservación (ej. aquellas con menor influencia antrópica) almacenan más carbono que aquellos bosques degradados, son más resilientes a disturbios externos y son los últimos sectores que pueden ofrecer un hábitat adecuado para muchas especies amenazadas (Watson et al. 2016; Di Marco et al. 2019). En Argentina, se estima una superficie actual de bosques nativos de 37,7 millones de ha, de las cerca de 100 millones de ha que ocupaban originalmente (Martínez Pastur et al. 2020). Esta pérdida acelerada de la cobertura boscosa llevó a promulgar en el año 2007 la ley nacional N°26.331 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos para promover la conservación de los bosques nativos a través de una planificación en el uso de la tierra de acuerdo al valor de conservación y la implementación de un esquema de compensación monetaria (Aguiar et al. 2018). Sin embargo, la tasa de pérdida de bosque continua a una acelerada tasa (entre 1.000 y 5.750 km2 año-1) aún después de la sanción de la ley nacional (Martínez Pastur et al. 2020). Esta pérdida de superficie de bosque nativo contribuye con mayores emisiones de CO2 al cambio climático. En Argentina en la segunda mitad del siglo pasado, se han observado cambios en el clima que han causado impactos sobre los sistemas naturales y humanos. Entre 1960 y 2010, en la mayor parte de la Argentina no Patagónica hubo un aumento de temperatura de hasta 0,5 ºC, en tanto en la Patagonia el aumento de la temperatura llego a superar 1,0 ºC. Las proyecciones de los modelos de cambio climático en general, indican que los impactos se intensificarían o no se revertirían en este siglo. Es por esto que la Argentina elaboró una estrategia nacional de cambio climático dentro del esquema de la Convención Marco de Naciones Unidas de Cambio climático. Ante este panorama resulta de suma importancia informar a los tomadores de decisión y de manejo de los bosques donde focalizar los esfuerzos de conservación para mejorar la resistencia y resiliencia de los bosques para contrarrestar la disminución de la biodiversidad y de la provisión de servicios ecosistémicos y mitigar el acelerado cambio climático global (Dawson et al. 2011). |